La infección por VIH afecta diversos aspectos de la vida de una persona, entre ellos el emocional, y sus implicancias podrían ser más difíciles de manejar de lo que se cree; por ello, es importante contar con alguien que acompañe este proceso, la pareja, un familiar, un amigo, que hará las funciones de soporte; o pautas de un profesional, que pueda resolver dudas y orientar en el manejo de las emociones.
Un aspecto psicológico que puede incidir en la calidad de vida de la persona con VIH es la autoestima, ésta es considerada como un juicio de valor que se expresa en las actitudes, conductas, cuidados y sentimientos que la persona dirige hacia sí. De otra manera, según lo afirmó un famoso psicoterapeuta hace muchos años, la autoestima es la valoración de sí mismo desarrollada desde el nacimiento, en función a la seguridad que la persona recibe de su entorno (Maslow, 1956).
La relación entre autoestima y VIH radica en la percepción de sí misma que posee la persona, en la forma en que se ve y considera a partir de su diagnóstico. Una persona podría culparse y autocriticarse negativamente sobre lo que pasó o podría hacerse responsable y asumirlo actuando de manera proactiva sobre la situación; es decir acudiendo a una atención médica e iniciando un tratamiento si lo requiere, lo segundo es una forma de autoprotección.
Además de lo mencionado, es importante tener en cuenta que la verdadera autoestima se logra a partir de un aprendizaje que integra lo siguiente:
- La autocrítica: como un proceso que ayudará a reconocer los propios errores, aceptarlos, saber perdonarlos y finalmente superarlos. Así como reconocer aquello que se hace bien, que genera satisfacción, sea o no reconocido por los demás.
- La responsabilidad: aceptar que la vida es consecuencia de las decisiones personales y salir del papel de víctima, si es que se usa con frecuencia. Es posible remediar el presente, siempre que se haga algo al respecto y de eso uno mismo es responsable.
- El respeto hacia sí mismo: esta clase de respeto parte del reconocimiento del amor propio y del derecho a ser felices, como cualquier otro ser humano.
- El límite de los propios actos y el de los actos de los demás: este es el principio de no iniciar una acción con la intención de dañar al otro. Se trata de evitar que otros nos ocasionen daño, de valorar el respeto como condición básica de toda relación.
- La autonomía: como la búsqueda de espacios para la realización de objetivos personales e independencia.